viernes, 22 de junio de 2012

3. Recoleta Franciscana, fray Andresito el Santo popular.

Imagen extraída de www.turistik.cl
Ubicación:

Avenida Recoleta 220. Metro Patronato, salida Lastra. Antonio Vidal, 1845; Fermín Vivaceta, 1848). Av. Recoleta N° 220
Bazar y museo Fray Andresito.
Horario de atención:
Martes de 16:00 a 18:00 hrs.
Sábado y domingo de 10:00 a 13:00 hrs.
El día 14 de cada mes, 10:00 a 13:00 hrs y de 17:00 a 20:30 hrs.

 ¿Qué es?:

La Recoleta franciscana, se encuentra dentro de las más populares de Santiago ya que al estar inmersa en un lugar popular-La Chimba-, fue el nexo entre el mundo eclesiástico y sus habitantes. El nombre recoleta se debe a la labor que realizaban sus integrantes; recolectar las limosnas y donaciones.
Las visitas que hacían los recoletos a los más necesitados del sector, cárceles y hospitales los fueron convirtiendo en personas cercanas a comunidad, en esta labor destacó Fray Andresito, santo popular y príncipe de los mendigos.
Sin embargo el Templo está lleno de hitos históricos que vale la pena mencionar.
En 1643 les donaron a los franciscanos un terreno ubicado en La Chimba, donde se levantó una modesta capilla. En el año 1730 un fuerte terremoto afectó gravemente al edificio que debió ser reconstruido. La obra se terminó el año 1811 y se componía de cuatro claustros, cada uno con su patio y corredores. Cuando recién estuvo terminado el recinto, la obra fue ocupada por las fuerzas de artillería de Blanco Encalada. En 1848 el arquitecto Fermín Vivaceta hizo algunas reparaciones, dándole la forma final a lo que hoy es la Recoleta franciscana; tres naves de tipo basilical, la del centro abovedada y de color granate. La fachada es de tipo neoclásica posee tres accesos con vanos de arcos de medio punto, un gran frontón recto remata la fachada en todo su ancho. Sobre el cuerpo central se ubica una torre de dos cuerpos, el primero triangular, y el segundo octogonal con vanos y reloj en sus cuatro caras. En tanto, la torre se encuentra coronada por una cúpula y linterna. En su interior se destaca el altar mayor, de estilo barroco, de madera dorada y policromada, su interior está decorado por una colección de cuadros con imágenes religiosas. Destaca el altar de Santa Filomenta, tallado en madera por el arquitecto Vivaceta y la imagen de la Virgen de la Cabeza a la cual está dedicado el templo.
Su belleza particular, algo  rudimentaria o tosca, el nexo entre la religión y los habitantes del sector, además de su carga histórica hacen que sea declarada el 24 de julio de 1973 como Monumento Nacional.

¿Qué hacer?:

Se puede visitar el templo que data del siglo XVII, el atractivo se concentra en que albergar la tumba de fray Andresito, y algunos aristócratas de la época. En su interior se encuentra el “Comedor Social Fray Andresito”, que brinda más de 200 desayunos a los vecinos más necesitados del sector.
 Para los más fanáticos del denominado santo popular ha sido construido un museo en su honor inaugurado en 1986.
Los 14 de cada mes se celebra la Santa Eucaristía en el Templo de la Recoleta Franciscana, donde además se pide un aporte voluntario destinado a la mantención del comedor y también bonos de cooperación para el monumento de Fr. Andresito.

Un poco de historia:

Andrés García Acosta nació en las Islas Canarias, específicamente en la Isla de Fuerteventura el 10 de enero del año 1800. El lugar en donde se crió, era muy atrasado económicamente, debido a la falta de recursos hídricos que impidió el desarrollo agrícola, por lo que siempre fue testigo de grandes hambrunas y precariedades.
Llegó de España a Uruguay y en 1839 se instaló en la Recoleta franciscana, Santiago de Chile, motivado por su espíritu trabajador, sencillo y benevolente. Debido a su labor social en la que destacaba la entrega de alimentos y cercanía con la gente Fray Andresito se ganó el cariño de los habitantes de La Chimba y de la aristocracia. Cruzaba varias veces al día el Mapocho, visitaba enfermos a los que lograba curar gracias a oraciones. Dentro de sus milagros se cuenta que pudo curar la ceguera de alguien, untándole los parpados con su saliva. Otro de los milagros más comentados trata de cuando fray Andresito iba pidiendo algunas monedas por la calle Santa Rosa, cuando de repente un obrero que trabajaba en un andamio se vino al suelo, entonces el franciscano mirándolo le pegó un grito diciendo: ¡Despacito, hermano, despacito! Y el obrero cayó liviano, salvándose. Pero el milagro más sorprendente ocurrió al morir el querido fray en el año 1853. Se cuenta que momentos previos a su muerte, para bajar su presión arterial, se le aplicó un corte en uno de sus brazos, la sangré que emanó de el se guardó –y es conservada aún- en un frasco. Lo asombroso radica en que la sangre permanece hasta el día de hoy sin coagularse y sin signos de descomposición. Una comisión médica de la época y encabezada por el recto de la Universidad de Chile, el polaco Ignacio Domeyko, no encontró explicación científica para el hecho. Es por estas causas que ha estado en un largo proceso de beatificación.

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